martes, 3 de julio de 2012


CRÓNICA DE BUENOS Y MALOS
Hoy estamos de enhorabuena.
Unos valientes, parapetados, armados y altísimos guarda civiles han nos devuelto la tranquilidad. Volveremos a conciliar el sueño sabiendo que aquellos que quieran desordenar lo ordenado con tanto tesón y cautela, serán golpeados y arrestados y no precisamente por ese orden.
El portentoso y bien entrenado grupo de asalto de la guardia civil ha sabido salir airoso del ataque de aquellos que en sus propias casas han querido protestar por quedarse sin trabajo, puede que sin recursos y puede que sin ganas de vivir. Pero seamos realistas y justos. La jurisprudencia no defiende a aquellos que tienen únicamente ganas de vivir, sí que en La Constitución se nos permite el lujo de soñar, pero ya es hora de darse cuenta que el único artículo que se debe respetar, por el bien del orden público, es que el rey es el jefe del estado español hasta que decida abdicar, la vivienda, el trabajo y aquello que la constitución yanqui ostentó en sus inicios democráticos del "derecho a ser feliz", son especulaciones improbables dentro de una economía de mercado y ya deberíamos saberlo.
El señor del rostro descompuesto, debidamente escoltado por su peligrosidad (no hay persona más peligrosa que quién lo pierde todo) será puesto a disposición judicial. Los jueces, personas de demostrado equilibrio, vestidos con togas y con un sin fin de parafernalia que algún cínico pensará que sirve de distracción para que observemos la justicia como un lugar abyecto al que jamás perteneceremos, esos jueces considerarán su castigo.
En nombre de la bonhomía no puedo respaldar la defensa de la violencia, y aunque los guarda civiles no tienen rasguño alguno y el detenido sí, yo no dejo de pensar el calor que tienen que pasar con esos cascos y esas protecciones, y no hay nada más violento que el calor en verano; uno suda como un cerdo.
Las familias de los guardia civiles pueden estar orgullosas, ellos cumplen con su trabajo de manera tan eficaz como los perros de presa que agarran la caza nada más caer al campo o como los cerdos sudorosos que son capaces hasta de comerse a su propia especie.
El respeto profundo a la autoridad es lo que nos diferencia de los animales, no sé si ellos son más felices que nosotros, pero es lo que nos diferencia. La ley es igual para todos, no sé si igual de justa, pero igual sí que es.
Los buenos y los malos siempre depende de un posicionamiento, si estamos en el lado correcto, puede que estemos con los malos y eso nos tiene que hacer reflexionar.
El ser humano es bueno por naturaleza, por eso es más fácil controlarlo si se le enseña lo que está bien, insisto que no tiene porque ser lo más justo. Y si se nos enseña bien sólo unos pocos desobedecerán el orden y la justicia, pilares básicos de la democracia. Quizá, y no quiero dar ideas, para obtener otro orden y otra justicia, se debería desmantelar el estado democrático capitalista, algo muy incómodo, porque eso significaría caos, y el caos, queridos amigos, llevaría a cancelar la programación de TV, un mal menor, pero algo a tener en cuenta con las próximas olimpiadas en ciernes.
Sin más se despide un buen hombre.